Las fiestas navideñas no serían lo mismo sin el Boxing Day. Sin embargo, uno de los aspectos del folclore que rodea a la fecha del 26 de diciembre siempre me ha chocado y más en los tiempos modernos. Me refiero a la idea de que en el Boxing Day las familias llevan a sus hijos e hijas a los estadios, como si semejante acción fuese algo excepcional, dando a entender que durante el resto del curso los niños y las niñas nunca acuden a los recintos deportivos a disfrutar del fútbol. Que yo sepa, los niños y las niñas presencian partidos en directo cada sábado y domingo y también entre semana, de modo que el romanticismo absurdo de afirmar que solamente en el Boxing Day se produce presencia infantil en los graderíos, responde a una leyenda urbana, a un mito sin fundamento empírico. Dejando a un lado este apunte sin demasiada importancia, mañana toca partido contra el último clasificado de la competición, en una jornada en la que estamos obligados a obtener un resultado positivo. Come on Liverpool...
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