viernes, 8 de septiembre de 2017

Situaciones incómodas

Soy de la opinión de que la negativa del club a la posibilidad de vender a Coutinho este verano se debe, en lo primordial, a una cuestión de gestión estratégica por encima del valor en lo deportivo. Que los mandatarios se posicionasen públicamente en contra de traspasar al jugador implicó una declaración de intenciones, anulando por completo la imagen que hemos ido generando en los años precedentes de entidad dispuesta a desprenderse de futbolistas de renombre a cambio de generosas cantidades de dinero. El convencimiento generalizado es que a Coutinho le resta una temporada en la plantilla antes de salir a otro equipo. A sabiendas de ello, impedir que su marcha se produjese en agosto de 2017, ocho meses después de su renovación, ha sido una maniobra que lanza un claro mensaje de cara al futuro: tenemos un proyecto que defender.

El problema recae ahora sobre Jürgen Klopp -empezando, tras el parón internacional, por la visita de mañana al Manchester City-, ya que según parece, Coutinho quería marcharse al Barcelona y tanto él como los individuos que le rodean se sienten molestos. Su reincorporación al colectivo va a resultar un reto incómodo, sin ninguna duda, no obstante por encima de las discrepancias debe prevalecer la profesionalidad y el cumplimiento del compromiso firmado por ambas partes a lo largo del curso anterior. Confío en nuestro entrenador, eso por descontado, sin embargo y en mi condición de seguidor, no voy a olvidar la actitud de Coutinho. Se ha comportado de manera deshonesta con la entidad, con los compañeros y con la afición. Y el Liverpool FC, por encima de nombres propios, es siempre lo primero.

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