Aunque llevo ya muchos años formando parte del club desde la posición de seguidor y aficionado, hasta este verano no había tenido la suerte o el privilegio de pisar la ciudad de Liverpool. Llegué a la estación de Lime Street en un tren procedente de Londres el pasado 10 de agosto, tras un trayecto de dos horas que se me hizo relativamente corto gracias a los cascos de música y al traqueteo del vagón, que te deja como adormilado. Iba escuchando canciones de Oasis y de los Beatles, básicamente para no desentonar con la situación, a la espera de que los cuatro músicos de Liverpool coparan gran parte de mi estancia, como ocurrió finalmente y de manera lógica. Liverpool es una localidad con un núcleo urbano concentrado, no obstante se extiende en numerosas áreas residenciales que, al carecer de grandes edificios, se componen de multitud de casas unidas en barriadas alrededor del centro metropolitano. Un aspecto verdaderamente británico, sin duda alguna. Los primeros paseos los realizamos por la zona del Royal Liver Building, el Albert Dock y las calles del Liverpool One, acudiendo por descontado a la emblemática Mathew Street, donde The Cavern nos estaba esperando. En el club más famoso del mundo, como ellos mismos dicen, encuentras un montón de referencias musicales, desde los propios Beatles -en dicho local tocaron más de 200 veces- hasta Queen, The Who o más contemporáneamente Adele. En el interior del recinto, descubres la exposición de fotos con personajes ilustres como Pepe Reina, Rafa Benítez o Liam Gallagher. Casi nada. Por aquella zona, la de Mathew Street, se aprecia como los lugareños y los turistas comparten espacios habituales, un recorrido en el que se concentra la juerga nocturna -si es que a las 20:00 horas se le puede considerar horario de noche- y en el cual puedes fotografiarte con la mítica estatua del legendario John Lennon.
Pero Liverpool es mucho más que el Cavern y Mathew Street. Aparte del Pier Head, donde subimos a un ferry para navegar por las aguas del Mersey durante 50 minutos, y el Albert Dock, en el que frecuentamos numerosas tiendas y rincones de almuerzo, también visitamos las dos imponentes catedrales y transcurrimos a través de otra de las avenidas más famosas del lugar, la tranquila y silenciosa Hope Street. El paso obligado por el St George's Hall tampoco se nos olvidó, así como por Williamson Square y Queen Square -en la que encontramos un restaurante español denominado La Tasca-. El último día en Liverpool lo empleamos en visitar el Penny Lane, en busca de una foto en los Strawberry Fields y en la casa de la infancia de John Lennon, además de pasear por Sefton Park al atardecer antes de regresar a la zona centro para la última cena en la ribera del Mersey. Un tour muy completo al que hay que añadir la parada en Anfield y en el Stanley Park, pero eso lo contaré en la siguiente entrada.
Mi intención era vivir Liverpool como un ciudadano más. Creo que en cierto modo lo he conseguido. Para ser la primera vez en la que deambulaba por el territorio en el que reside mi estimado equipo de fútbol, todo me resultó bastante familiar, seguramente por la cantidad de ocasiones en las que he tenido relación indirecta, por medio de aficionados y prensa, con las zonas clásicas de la urbe. Un rincón imprescindible para los seguidores del club y para los amantes del rock n' roll, así como para aquellos que idolatren tanto o más que yo el estilo británico y su estética y arquitectura.
Bonita crónica, bien escrita y muy personal...
ResponderEliminarSi yo hubiese escrito una crónica personal de Liverpool, que de alguna forma la escribí en los emails que enviaba a mi gente habría destacada el romanticismo de Albert Dock, un lugar que, aunque a algunos les resulta frío y de edificios sobrios, me parece de gran belleza... St George Hall fue sin duda otro de los sitios que más me impactó y que, como estudiante de sociología, filóloga inglesa y defensora de los DDHH tiene un interés indudable para mí.
El museo de la esclavitud, en los alrededores del Albert Dock, también me dejó huella...
Yo también hice un pequeño crucero a los alredores del Albert Dock.
Me encanta de tu crónica la parte en la que describes el urbanismo de Liverpool, como un buen científico social lo haría (que al fin y al cabo un psicólogo es otro científico social).
Gracias por esta entrada. Yo también me siento privilegiada de haber estado en Liverpool :)
Laura
Me gusta eso de "científico social"
ResponderEliminarComo bien me comentaste, la cultura musical y futbolística de la ciudad se respira en cada uno de sus rincones.
:)
ResponderEliminarLaura
Curioso también el observar los grupos de chicas/mujeres yendo a los pubs con tan llamativos atuendos.
ResponderEliminarRaquel
No me fijé mucho en sus atuendos o al menos no los recuerdo, aunque sí estuve en un par de conciertos bastante chulos. Amo ese tipo de conciertos... :)
ResponderEliminarLaura
Me alegro mucho de tu visita a la ciudad de los Beatles. A ver si yo tengo también la misma suerte de ir allí algún día como tú y poder disfrutar de la visita, además de ver un buen partido de fútbol del Liverpool en Anfield.
ResponderEliminarBuen texto el tuyo, se nota que se te da bien escribir, sigue así.
Por cierto, te paso un enlace para que visites un blog que tengo donde escribo cosas sobre el Liverpool Football Club:
http://fieldofanfieldroad.blogspot.com.es/
Se llama 'Field Of Anfield Road'. Echa un vistazo cuando quieras.
Un saludo, 'Red'! YNWA.