Canciones y consignas

Si hay un motivo en concreto que hace del fútbol el deporte más seguido y popular en casi todo el planeta, es el hecho de albergar la capacidad de generar una serie de pasiones inefables en los colectivos humanos. Es complicado igualar ningún otro deporte a la emotividad con la que se vive el fútbol en un amplio número de países alrededor del globo. El Liverpool es un claro ejemplo de lo que esto significa. A pocas horas de la final de la Copa de Europa que vamos a disputar frente al Real Madrid en Kiev, una de mis grandes ilusiones es ser testigo del colorido que impondremos en las gradas del estadio. Lo que suceda en el terreno de juego es trascendental, ya que el ganador se coronará como campeón de Europa y pasará a la historia de la competición -queremos nuestra sexta Copa de Europa y lucharemos por ella hasta que el árbitro señale el final de la contienda-. No obstante y al menos en mi opinión personal, es igualmente importante el ambiente que generemos en las gradas en la previa y a lo largo del choque. La plantilla debe sentirse arropada, desde el principio, con el sonido de las canciones y consignas que hemos ido repitiendo en cada viaje durante la temporada. Nos vaya bien o nos vaya mal en lo deportivo, los seguidores tenemos la obligación de prestar apoyo y de imponer nuestra voz tanto en Ucrania, como en Inglaterra y en el resto de rincones en los que nos juntemos para animar al equipo. Que el mundo entero recuerde que los rojos somos especiales, únicos y, por supuesto, incomparables. Cumplamos con dicha misión.