El pasado es algo que no podemos borrar. Los actos que se llevan a cabo a lo largo de la vida sirven como experiencia, ya sea positiva o negativa, según el punto de vista. En el mundo del fútbol, los jugadores cambian de club con frecuencia, por eso suele ser habitual que las aficiones no olviden supuestas traiciones de determinados individuos que, anteponiendo sus intereses personales, se marcharon a ejercer la profesión que desempeñan a otros lugares. En el Liverpool tenemos ejemplos de sobra. Y en el Southampton, nuestro rival del domingo, viven familiarizados con estos procederes. El caso es que Lovren y Van Dijk fueron miembros de la plantilla del Southampton y, casi con toda seguridad, la afición de su antiguo equipo no va a recibirlos con gratitud este fin de semana. No tengo intención de juzgar a nadie ya que, nuestra comunidad social en concreto, tampoco se corta a la hora de reprender y abuchear a Sterling, por decir alguno. No obstante, soy de la opinión de que la indiferencia es lo más recomendable en estas situaciones. Increpar a un futbolista por firmar un contrato profesional es, a mi parecer, una muestra de mediocridad y ausencia de madurez.
Dicho lo anterior, deseo que Lovren y Van Dijk sean titulares y defiendan la camiseta del Liverpool al cien por cien delante de un montón de gente que no les va a perdonar que buscasen nuevos retos en su trayectoria deportiva. El encuentro es importante y que ambos controlen su estado de ánimo resultará fundamental en cuanto a nuestras aspiraciones.
Dicho lo anterior, deseo que Lovren y Van Dijk sean titulares y defiendan la camiseta del Liverpool al cien por cien delante de un montón de gente que no les va a perdonar que buscasen nuevos retos en su trayectoria deportiva. El encuentro es importante y que ambos controlen su estado de ánimo resultará fundamental en cuanto a nuestras aspiraciones.
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