Los futbolistas van y vienen. Es una realidad que nadie puede ni debe cuestionar. No obstante, hay formas correctas y formas tristes de abandonar una plantilla. En algunas ocasiones, los jugadores saben en qué momento es más apropiado pedir un traspaso, solicitar una negociación o renovar un contrato. Y luego están los que pasan de atender a las necesidades inmediatas del club que les paga y se dedican a forzar una salida en condiciones de exigencia. Que Coutinho se ha bajado del barco del Liverpool sin pena ni gloria es un hecho indudable. Que no será recordado ni admirado, también. Al menos en lo que a mí respecta. Seguimos afrontando el futuro de manera optimista, porque queda mucha temporada y todavía faltan retos a los que hacer frente, con un colectivo de deportistas y un entrenador que merecen todo nuestro apoyo.
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