El fútbol moderno está generando contextos que chocan directamente con la mística de lo que algunos consideramos el fútbol clásico. Uno de ellos es todo lo relativo a las equipaciones suplentes de la mayoría de los equipos del planeta. En nuestro caso, se dan situaciones tan peculiares como el amarillo fluorescente del curso pasado o el naranja chillón del presente, con el que derrotamos al West Ham en la tarde de ayer por un gol a cuatro recuperando sensaciones. Otro de esos cambios drásticos del fútbol actual es el hecho de que ciertas entidades históricas se trasladen a jugar a nuevos estadios. En la Premier League existe el ejemplo reciente del propio West Ham, que abandonó el legendario Upton Park para disputar sus encuentros locales en el Olímpico de Londres. La presión que los aficionados imprimían a los partidos en la grada de Upton Park dista bastante de lo que se percibe en el Olímpico, en el que de dos visitas en dos campañas, hemos logrado sendos triunfos por amplias diferencias. Podría ocurrir que en el futuro los seguidores del West Ham recobrasen el ambiente del antiguo recinto, sin embargo y de momento, el Olímpico de Londres no intimida tanto ni por asomo. Es de suponer que son los daños colaterales de un deporte al que, gracias a su impacto social y económico, quieren convertir en más negocio que deporte.
Once titular LFC: Mignolet, Gómez, Matip, Klavan, Moreno, Can, Wijnaldum, Chamberlain, Salah, Mané, Firmino
Sustituciones LFC: Milner, Lovren, Solanke
Goles LFC: 22' Salah; 24' Matip; 56' Chamberlain; 75' Salah
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