viernes, 26 de julio de 2013

Futbolistas de Izquierdas

"Bill Shankly, quizá el entrenador más respetado en Gran Bretaña de todos los tiempos, el arquitecto del Liverpool que ganó tres ligas y la Copa de la UEFA en 1973, siempre fue un socialista". La anterior es una de las frases del libro cuya portada ilustra la presente entrada, titulado Futbolistas de Izquierdas, el cual acabo de concluir de leer y que me ha parecido, de principio a fin, una obra imprescindible para todo amante del fútbol que tenga el corazón a la izquierda y la sangre roja. Yo, al igual que Bill Shankly, soy uno de esos. El autor del texto, Quique Peinado (@quiquepeinado), reconoce que esta obra es uno de los retos más importantes de su vida. Quizás el mayor. Una vez que finalizas el libro, entiendes el motivo. Y es que mezclar política y deporte es algo que hoy por hoy no está bien visto, ya que se nos bombardea desde los medios con la idea -falsa, a mi entender- de que politizar el deporte es perjudicial, cuando en realidad, el deporte, y más concretamente el fútbol, es una vía fundamental de socialización de las personas. Me hice con el libro de Quique Peinado por varios motivos: primero, no os voy a engañar, por el carácter particular del autor, al que sigo en twitter y cuyas reflexiones suelen transcurrir desde el humor hasta el compromiso social y político; segundo, por la temática. Evidentemente, uno siente curiosidad por conocer qué jugadores han mostrado públicamente sus ideales y han vivido acorde a ellos, ya que es un asunto que, popularmente, no es de gran calado; y tercero, por estar "apadrinado" tanto por el Gran Wyoming, que escribe el prólogo, como por Alberto Garzón, que se encarga del epílogo. Cuando me enteré de que Alberto Garzón, diputado por IU y autor de algunos otros textos de actualidad, participaba en el proyecto, me interesó todavía más. Se trata de uno de los políticos referentes para mi generación, para aquellos que al igual que yo, creemos que hay sitio para un futuro de izquierdas en nuestra sociedad. Además, el mismo Alberto Garzón nos tranquiliza cuando, al finalizar el libro, redacta lo siguiente: "Así que en nuestro futuro por construir, de izquierdas, también habrá fútbol. Menos mal".

Quique Peinado consigue enganchar al lector desde el inicio. Creo que todas las historias contadas en el libro van sucediéndose con gran coherencia, empezando por hechos concretos y muy interesantes, como todo lo relativo al Mundial de Argentina, hasta terminar con historias más dispersas, de jugadores tanto conocidos como desconocidos para la gran masa social. Una de las narraciones que más me ha impactado, sin lugar a dudas, es la de Cristiano Lucarelli y el Livorno. Sería imposible para muchas personas llegar a comprender el amor de un ser humano por su lugar de procedencia y por sus ideales, hasta el punto de desear a toda costa jugar para su gente, para su causa. Bello y dramático, a partes iguales. Sensacional. La idea del fútbol rural vasco es otro de los aspectos que más me han conmovido, de largo. Y claro, la mención a Bill Shankly no me sorprendió, ya que a pesar de que a medida que transcurría mi lectura, no encontraba referencia alguna a nuestro gran arquitecto, como le define Quique, siempre tuve la sensación de que, finalmente, el gran Shankly aparecería en algún lugar entre aquellas líneas. Y así fue. Un pequeño párrafo dedicado al tipo que convirtió al Liverpool FC en lo que pasó a ser después, uno de los clubes más importantes de la historia del fútbol europeo y mundial. Y era de izquierdas.

Lejos de criticar negativamente el tópico del futbolista "estrella" que prevalece en nuestros días, y que es fruto de un sistema económico basado en la acumulación de bienes materiales para contrarrestar el vacío espiritual que genera el modelo imperante, el libro Futbolistas de Izquierdas ayuda a comprender la forma en la que para muchos, el fútbol significó una vía de escape para hacer la revolución. Un tipo de revolución diferente, distinta, que en muchos casos implicaba recibir desprecio tanto por parte de la opinión pública como por parte del propio entramado deportivo. Los ha habido valientes, los sigue habiendo y siempre los habrá, pero desde luego, sería de agradecer que los futbolistas, especialmente esos que piensan diferente y que se comprometen con la sociedad, se armasen de valor como lo hicieron aquellos que han quedado reflejados en estas páginas. El fútbol es un fenómeno social, y como suceso comunitario, inevitablemente socializa a las personas. Ser de izquierdas no debería ser tabú, ni mucho menos, en un mundo en el que la injusticia y la desigualdad se han establecido como triste norma. Enhorabuena Quique por tan brillante trabajo. Y gracias.

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