Ya os he narrado en más de una ocasión mi predilección irremediable por Daniel Sturridge. Se trata de uno de mis tres jugadores estandarte de nuestra actual plantilla, junto con Steven Gerrard y Lucas Leiva, por descontado. Esto es algo que he meditado en profundidad, sin embargo desde su llegada el pasado mes de enero supe que este individuo se iba a ganar mi plena confianza. Y así ha sido. Pues bien, justo en uno de los momentos fundamentales de la temporada, es decir en el presente, el amigo Sturridge se ha lesionado y va a estar nada más y nada menos que ocho semanas ausente de los terrenos de juego. Una situación más que problemática. Analizando las contingencias de esta lesión, uno se da cuenta de lo fastidioso que es el tema de los amistosos internacionales de las selecciones a mitad de campaña. Sturridge marchó a jugar con Inglaterra una serie de bolos absurdos hace dos semanas, justo antes de visitar Goodison Park, regresando a Liverpool tocado. A partir de entonces, su tobillo parece haber dicho basta y ahora nos toca a nosotros vivir sin él hasta el próximo mes de febrero. Con esto quiero denunciar lo ridículo que resulta que los combinados nacionales tengan que disputar partidos sin ninguna finalidad cuando los clubes se la juegan semana tras semana, con el riesgo que eso conlleva para las estrellas de los equipos, como en este caso ha ocurrido con nuestro delantero. Supongo que es tiempo para que tipos como Iago Aspas, Moses o Sterling espabilen y ayuden durante las próximas fechas, aunque como también os he confesado ya, desde mi punto de vista debería ser Luis Alberto el elegido para acompañar a Suárez y a Coutinho en la punta de ataque.
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