Hace unos días me dio por leer una página de información en castellano sobre la actualidad del Liverpool en la que debatían acerca de la comparación, a mi juicio indebida, entre el antiguo Liverpool de Rafa Benítez y el actual de Brendan Rodgers. Digo indebida porque, teniendo en cuenta que ya han pasado más de tres años desde la marcha del técnico madrileño del club, creo que perdemos el tiempo intentando jugar a comparar a estas alturas, más cuando todavía tenemos por delante gran parte de la temporada y los objetivos están por cumplir. El caso es que algunos contertulios del portal coincidían en el hecho de que el Liverpool de Benítez era un equipo armado para poder vencer en cualquier estadio europeo, algo con lo que estoy totalmente de acuerdo, ya que durante aquellos cinco magníficos años, nos llevamos el triunfo de campos tan complicados como el Camp Nou, Old Trafford -¿recordáis el increíble e inolvidable 1-4 en casa de nuestros grandes rivales en 2009?-, San Siro, Bernabéu, Stamford Bridge... En definitiva, una época plagada de grandes recuerdos a los que el actual equipo comandado por Rodgers todavía no ha tenido ocasión de acercarse. Llevamos varias temporadas sin competir en la Copa de Europa y eso es una losa para intentar hacer similitudes con un equipo que, de 2005 a 2009, disputó tres semifinales, así como dos finales, llevándose un título y peleando al máximo nivel hasta el descalabro de 2010, cuando no pasamos de la primera fase y en la Copa de la UEFA nos eliminaron de forma dramática en las semis -fue el Atlético de Madrid, con aquel trágico gol de Forlán en el tiempo añadido que neutralizó el tanto de Benayoun que nos daba el pase a la final, dejándonos a todos con cara de amargados-.
Desde mi punto de vista, se trata de un debate sin solución ni acuerdo posible. El Liverpool de Benítez era un equipo, creo yo, bastante distinto y en condiciones completamente diferentes al actual. Benítez llegó al club disputando la máxima competición europea y logró algo irrepetible. Sin embargo, Rodgers aterrizó en el Liverpool con el equipo lejos de pelear por la Copa de Europa y con todo por construir. En cuanto al juego, la escuadra de Benítez era rocosa, táctica y luchadora, y la de Rodgers trata de dominar las contiendas por medio del pase y del movimiento de los jugadores. Versiones completamente diferentes.
Si hay dos estandartes de ambos mecanismos de juego, esos son Dirk Kuyt -el tipo de la foto que ilustra las presentes líneas- y Philippe Coutinho, cada uno en su etapa correspondiente. El holandés era uno de esos futbolistas que, llegando al club como goleador, terminó convertido en un gladiador que jugaba por la banda, algo parecido a lo que trata de hacer Henderson ahora, dejando claro que la prioridad para ese antiguo Liverpool era ganar los partidos por medio de la potencia y la entrega, relegando la exquisitez a un segundo o incluso tercer plano. Mientras tanto, Coutinho es pura clase, delicadeza y precisión, algo parecido a lo que quería suponer Benayoun en su momento, aunque con bastante más proyección de futuro. La antítesis uno del otro. Además, como bien comentaban en dicho portal, el centro del campo de Benítez contaba con un tío como Xabi Alonso en el mejor momento de su vida, algo que es imposible de encontrar, ni aunque sea por asomo, en nuestra actual plantilla. En resumen, comparar puede ser divertido, pero creo que no aporta prácticamente nada a los planes y a las intenciones de Brendan Rodgers. Nuestro actual entrenador está implantando una filosofía largoplacista, tenemos que tener paciencia y confianza porque es evidente que, según marcha el equipo, todo lo que el técnico está consiguiendo va por el buen camino. Y eso no nos va a impedir recordar con orgullo lo que supuso el periodo de Rafa Benítez para la historia reciente y memorable del club.
Aún sigo echando de menos a Rafael Benítez como entrenador del equipo 'Red', pero también me gusta Brendan Rodgers, la mejor decisión y de forma tardía que se ha tomado desde la marcha del entrenador español porque Roy Hodgson fue una apuesta muy mala y Kenny Dalglish finalmente no daba resultados pese a llevar al equipo a jugar dos finales en un mismo año y ganar un trofeo. Sigo pensando que la marcha de Benítez fue un error, y más aún no buscar un gran recambio desde entonces y por fin parece que hemos encontrado un entrenador adecuado para reconstruir el equipo. Una de las cosas más importantes que el técnico norirlandés tiene que ir empezando a reconstruir en Anfield lo está logrando actualmente y es la ILUSIÓN. Sí, en su segunda temporada, ya tiene al equipo en puestos de Liga de Campeones y si todo sigue sigue así, sería una muy buena temporada y con el objetivo cumplido. Ha llegado para eso, clasificar al equipo 'Red' entre los cuatros primeros puestos y pelear por ganar el campeonato doméstico. Tal vez no ganen la Premier este año, quizás el año que viene o al otro, pero volveremos a estar en Liga de Campeones y jugando diferente, cosa que echábamos de menos desde el mencionado Hodgson y del mismo Benítez en sus últimos años de capa caída. Un Liverpool sin Champions es como estar en un banquete sin vino o algo así como diría una ex-leyenda. In Brendan We Trust!
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Como bien he comentado en la entrada, el pasado hay que mirarlo con orgullo pero es eso, pasado. No sirve de nada añorar lo que hizo Benítez porque el proyecto Rodgers parte de una base totalmente diferente y es a largo plazo. La paciencia y el compromiso nos llevarán de vuelta a Europa, que es lo que todos deseamos.
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