Se puede interpretar de muchas maneras diferentes nuestra victoria de ayer en uno de los campos más complicados de toda la Premier League. Los pesimistas y los entendidos probablemente estarán dándole vueltas a la locura que se vivió sobre el césped, al descontrol impuesto por ambos equipos y quizás al exceso de premio que recibimos, estoy convencido. Sin embargo, no quiero ir por esos derroteros. Para mí lo que ocurrió en el Britannia Stadium fue un homenaje al fútbol de toda la vida, al de correr de un lado a otro del terreno de juego con la única intención de hacer gol y celebrarlo con los aficionados. No voy a decir que no sufrí a lo largo de los 90 minutos, porque hubo momentos en los que llegué a desesperarme, pero la verdad es que es ahí donde reside la magia de este deporte. A veces me canso de leer y escuchar a todo hijo de vecino analizando hasta el más mínimo detalle tras cada partido, porque al fin y al cabo lo único que merece la pena es cerrar los puños cuando el árbitro pita el final de la contienda y sentir la satisfacción del que, al igual que los jugadores, lo ha dado todo por ganar, aunque sea desde detrás de la pantalla. Ayer vencimos a un Stoke que nos hizo tres goles pero al que castigamos con cinco, en el regreso de Sturridge que por cierto marcó y además le regaló una asistencia a Suárez, y en otra demostración de crecimiento técnico y táctico por parte de Sterling, que cada día que pasa se va convirtiendo en un elemento de mayor capacidad. En resumen, sumamos tres puntos de esos que adquieren un valor añadido y que seguro agradeceremos en las próximas jornadas.
Once titular LFC: Mignolet, Johnson, Skrtel, Touré, Cissokho, Lucas, Gerrard, Henderson, Coutinho, Sterling, Suárez
Once titular LFC: Mignolet, Johnson, Skrtel, Touré, Cissokho, Lucas, Gerrard, Henderson, Coutinho, Sterling, Suárez
Sustituciones LFC: Sturridge
Goles LFC: 5' OG Shawcross; 32' Suárez; 51' Gerrard; 71' Suárez; 87' Sturridge
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