Luis Suárez y el Circo de Oro

La semana pasada conocimos la lista de jugadores nominados al famoso Balón de Oro, ese mismo que ganó Michael Owen en 2001. La gran masa social lo considera un hecho importante, porque se trata de premiar, supuestamente, al mejor jugador del año. Desde mi punto de vista, un trofeo individual no puede estar nunca por encima del colectivo, debiendo quedarse siempre y sin excepción en un segundo plano. Además, teniendo en cuenta los intereses mercantiles y publicitarios que giran en torno al neo-fútbol, creo que dichas designaciones tienen bastante poco sentido, sinceramente. El caso es que nuestro Luis Suárez está en esa dichosa lista. La verdad es que me importa un carajo, pero el tema me da para redactar esta presente entrada a modo de denuncia crítica ante un sistema que, para mí, no hace más que empañar todo lo relativo al fútbol y a su entorno social. He asistido a múltiples disputas entre aficionados por su desacuerdo con los premiados en años anteriores, sin ir más lejos en los últimos tiempos con el abusivo establecimiento de Messi como único posible ganador, aunque en mi memoria queda la descalificación constante que sufrió Owen en su momento por hacerse con el puñetero Balón de Oro. Es otro circo más al servicio de la deslocalización del deporte con respecto a sus verdaderos protagonistas, que son tanto los jugadores, como los aficionados. Que una revista nos venga a decir lo que tenemos que pensar y aplaudir me repatea. Por eso y por muchos otros motivos, espero que Luis Suárez no cuente en la votación final ni lo más mínimo, porque no le hace falta ninguna ni a él, ni a nosotros.